La falta de vitamina D en el cuerpo puede llegar a reblandecer los huesos. ¡Evítalo!
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Qué es osteomalacia
La osteomalacia es una enfermedad del metabolismo óseo que consiste en un déficit de la mineralización del hueso, produciendo dolor y posibles fracturas, especialmente en personas de la tercera edad. Se trata de un reblandecimiento de los huesos debido a una falta de vitamina D o a un problema con la capacidad del cuerpo para descomponer y usar esta vitamina.
En la infancia, esta alteración de la mineralización se produce también en el cartílago de crecimiento y se conoce como ‘raquitismo’.
La Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral sostiene que más del 40% de los españoles menores de 65 años y más del 80% de la población mayor sufre déficit de vitamina D. Un porcentaje muy elevado, si tenemos en cuenta que este nutriente se obtiene por exposición solar (90%) y por la ingesta de alimentos básicos (10%).
Osteomalacia. Síntomas
En las primeras etapas de la osteomalacia generalmente no se notan los síntomas, aunque puede identificarse en pruebas de diagnóstico. Pero, a medida, que la enfermedad avanza es probable sentir las siguientes molestias:
- Dolor en los huesos: dolor diseminado, leve y continuo, sobre todo en las caderas, las piernas, la parte baja de la espalda y las costillas. Las molestias pueden empeorar por la noche o al ejercer presión sobre los huesos.
- Debilidad muscular: disminuye el tono muscular y se siente debilidad en las piernas, lo que puede hacer que se tenga que caminar en ‘marcha de pato’ (más lentamente y sin flexionar rodillas).
- Entumecimiento de las extremidades: manifestación cuando el déficit de calcio es intenso (denominada ‘tetania’), que produce contracciones intermitentes y dolorosas de los músculos, espasmos y temblores musculares.
- Hipersensibilidad ósea: es frecuente que se padezca de hiperestesia ósea, es decir, la sensación excesiva al tacto, debido a la sensibilidad mayor y al dolor intenso cuando se presionan los huesos.
Osteomalacia. Causas
– Insuficiencia de vitamina D en la alimentación: la deficiencia de vitamina D es la causa más frecuente de la osteomalacia en el mundo, según la Clínica Mayo de EEUU. Las personas que tienen una dieta con bajo contenido de vitamina D (salmón, atún, sardinas, huevos, lácteos…) pueden llegar a desarrollarla.
– Exposición insuficiente a la luz del sol: los rayos solares son los encargados de sintetizar la vitamina D en el cuerpo. Las personas que viven en zonas con poca luz solar tienen mayor riesgo de desarrollarla.
– Mala absorción de la vitamina D en los intestinos: el proceso de absorción de los nutrientes por parte de los intestinos puede verse alterado debido a una cirugía en la que se ha extirpado el intestino delgado o parte del estómago.
– Trastornos renales o hepáticos: sufrir otras afecciones en los riñones o en el hígado pueden afectar a la capacidad del organismo de activar la vitamina D.
– Algunos medicamentos: los efectos secundarios de algunos fármacos empleados para tratar crisis epilépticas o convulsiones, como la fenitoína y el fenobarbital, pueden provocar una deficiencia de vitamina D.
Osteomalacia. Tratamiento
Cuando la enfermedad está causada por un déficit en la ingesta de vitamina D, la prescripción de suplementos orales durante varias semanas o meses suele tener resultados muy positivos en los pacientes.
Por lo general, la administración de estos suplementos (vitamina D2 o vitamina D3) junto con un adecuado consumo de calcio suele ser suficiente.
No obstante, si la osteomalacia es debido a una mala absorción intestinal, el tratamiento consiste en subministrar vitamina D a altas dosis vía intramuscular (inyectada) y gran cantidad de calcio o fósforo.
Recuerda mejorar tus hábitos alimenticios, realizar actividades al aire libre y realizarte controles analíticos periódicos para prevenir esta y otras enfermedades.